Planificar

planificar

Planificar: Elaborar o establecer el plan conforme al que se ha de desarrollar algo, especialmente una actividad.

Pues bien. Esto es algo que, teniendo en cuenta que todos tenemos una vida más allá de la FIV (aunque haya pasado a un absoluto segundo plano), siempre pretendemos hacer. Calculamos el día que empezaremos con las inyecciones, cuando será la punción y cómo caerá la temible betaespera.

Sin embargo, también sabemos que, al final, cualquier parecido entre el cálculo y la realidad termina siendo coincidencia y lo que suele pasar es que te frustras doblemente porque has cambiado todo para que encaje bien y al final todo se ha dado la vuelta.

El lunes tenía mi cita con Juana. En previsión de que este mes sería la transfer había empezado ya con la medicación que me había mandado la inmunologa (antibióticos, adiro). Juana estaba encantadora y puedo decir que es la primera vez que la he visto realmente optimista con mi caso. Para empezar me dijo que mis embris (SC y SE) son suficiente para embarazarme, que son de buena calidad. De hecho, mandó a la enfermera  a preguntarlo al laboratorio lo cual me dejó muy tranquila y feliz. Ya no era yo la única en pensar que mis embris son una maravilla. Oír esta información era lo que me faltaba para descartar el plan de ir a por el foli de ciclo natural así que le dije que por mi íbamos a transfer como estábamos.

Pero de repente, Juana, ecógrafo en mano, se empieza a reír y dice: ¿Y ahora que hago yo?

Resulta que, palabras textuales, se había enamorado de un par de folículos preciosos y redonditos de 12 mm y consideraba, según me dijo ya pensando en «toda mi vida reproductiva»(música celestial), que teníamos que intentar sacarlos. Total, subida en una nube de optimismo en la que yo ya me visualizaba con familia numerosa, salí de la consulta con la pauta de pincharme «lo que tuviera por casa» que en este caso era Pergoveris, y hacerme en un par de días una eco en Madrid.

Primera vez que volvía realmente feliz en este tren de vuelta que empiezo a conocer demasiado.

A los dos días me hice la eco en Madrid donde podríamos ver evolución de los folis y así programar la punción. Evolución? Punción? Ninguno de esos términos los vamos a necesitar. Resulta que mis folículos no han crecido y se han vuelto amorfos. Pauta de Valencia: suspender medicación y decidir si quiero ir a transfer este mes o ya dejarlo para el siguiente.

Perdona???Como se pasa de tener 4 preciosos bebés a tener un útero ensuciado por la medicación para acoger a mis dos titanes sabiendo que los ovarios ahora no responden? Como diría precisamente Rita Barberá, vaya hostia…

Así que aquí estoy medio noqueada, repitiéndome que soy imbécil, que ya hemos hablado de no hacerse ilusiones y que la avaricia rompe el saco, en otro tren camino de Valencia para confirmar el veredicto.

Este tren había planificado cogerlo mañana porque el domingo me hacían una punción donde iban a sacar dos óvulos preciosos que, por supuesto, fecundarían y serían dos embris «A» que me transferiría en día 2 y serían mis dos primeros hijos. SE y SC esperarían un añito (con todo el dolor de mi corazón) y serían nuestro tercer y cuarto hijo. Con el ahorro que supondría no tener que hacer ningún otro tratamiento más decidiríamos dejar de trabajar e irnos a vivir a una casa en la playa a cuidar de nuestros polluelos.

Pues eso, que cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia

Breve carta de despedida

adios

No ha sido una relación fácil. Entraste en mi vida hace mucho tiempo y al principio todo parecía relativamente sencillo. Era ley de vida y me alegró verte aunque tus visitas nunca eran cómodas. Para alguien descuidado como yo solían terminar con algún «incidente» vergonzoso, pero nada que entre todas mis amigas no pudieramos solucionar.

Luego, a los pocos años,todo se volvió más intenso y cuando venías no podía salir de casa. Debo reconocer que verte en esa época solía suponer un alivio aunque siempre terminara llorando.

Con el tiempo aprendimos a convivir, drogas mediante, y casi dejé de esperarte. Tus llegadas ya no trastocaban mi vida.

Pero hace algún tiempo que tus visitas se han vuelto dolorosas por partida doble. Ya no duele solo fisicamente, duele dentro, suponen una gran decepción. Ya no te espero, en este momento de mi vida no te quiero aquí. Por eso te pido una tregua, dame un tiempo, unos quince meses, para volver a vernos. Vuelve luego como quieras, con todo tu apogeo de dolor, de bajadas de tensión, de vómitos, pero ahora que te estás yendo, por favor, dame una tregua.

Estrés primaveral

Pink cosmos against a blue summer sky

Cuando se está inmersa en estos procesos, una encuentra que la cosa más nimia llega a estresarle…Una inocente invitación a un evento avisado con antelación supone que tengamos que abrir el armario de excusas que nos facilitarán borrarnos del plan si finalmente no «nos viene bien». Nos especializamos en excusas del tipo:

 Jo, pues justo ese finde creo que celebra su cumpleaños mi …. (lo que sea de la familia que siempre parece prioritario). Ya te lo confirmo cuando se acerque el día…

En ese contexto de incapacidad absoluta de planear algo con visibilidad, nos quedaban más de la mitad de las vacaciones del año anterior y a mi chico le obligaban a gastarlas ahora o nunca, cuando yo iba camino de mi cita en Valencia el día 31.

El objetivo de la cita era ver como estaba mi útero post-retoque pero yo quería aprovechar además para intentar sacar el ovulin del mes en ciclo natural y, con mucha suerte, tener así un tercer embrión. Pues bien, del ovulin de ese mes nos olvidamos, porque según la doctora estaba ya navegando por el limbo de mi no-trompa (recién había ovulado de mi ovario sin trompa). En cuanto al útero, según me comentó, tenía buen aspecto, y esperaba que la transfer pudiera ser el mes siguiente habiendo dejado los dos meses de rigor post histero para cicatrizar.

La idea de sacar el óvulo en ciclo natural le pareció bien porque, según me dijo, mis dos embris, SC y SE, a pesar de ser blastos, «están un poco justitos» en cuanto a calidad. Para terminar de animarme, y al ver mi cara de circunstancias (yo que creo en mis embris más que en mi misma), me dijo que alguna posibilidad había, que si no, ni lo intentarían. Vale, bien, dejémoslo.

Total que dado que este mes ya era tarde para volver al juego de fecundaciones y llamaditas, si quisieramos sacar el óvulo del mes tendríamos que  dejarlo para el mes siguiente que sería el de transferencia.

Inconveniente: supone introducir algo de medicación (aunque poca) para hacer crecer el foli. Me preocupa que esto estropee de alguna forma mi endometrio para la transferencia.

Ventaja: ¿Y si consigo un tercer embrión y así puedo concursar para los trillizos que siempre soñé?

Salí de la consulta con mil dudas y una sola certeza. O nos íbamos de vacaciones al día siguiente o ya no habría manera de encontrar otro hueco entre visitas para ver el folículo y la o las transfer (en el mejor de los casos). Así que llamé a mi chico y le dije que fuera buscando un billete de avión mientras oía sus bufidos por mi falta de planificación.

Pero lo importante es que dos días más tarde estábamos en Italia intentado que la playita y las ruinas romanas sacaran nuestra cabeza (la mía, principalmente) del monotema. Hemos disfrutado mucho y nos hemos relajado y querido pero, siendo sincera, entre plato de pasta y plato de pasta, no podía evitar pensar cómo le iba a sentar tanto gluten a mi endometrio.

La vuelta ha sido accidentada. Mucho trabajo esperando además de los resultados de algunas pruebas de inmunología que me había repetido para verificar que los parámetros seguían bien. Los parámetros, por supuesto, no seguían bien como en mis pruebas anteriores así que cita de urgencia con Mónica Redondo para comentarlo y buena empapada en internet para enterarme de qué significa cada cosa raruna.

Mónica, como siempre, un absoluto encanto. Me convenció en un minuto de intentar sacar el folículo del ciclo y me tranquilizó con respecto a los parámetros que yo veía alterados.  Según ella no llegan a un valor preocupante y, aunque más altos, siguen dentro del rango normal que no necesita medicación específica.

Así que aquí estamos, esperando a la que ojalá no vuelva en muuucho tiempo, mi regla, para empezar con los viajecitos a valencia, las analíticas, las sesiones de acupuntura, los pinchazos de heparina, las excusas en el trabajo y los cuentos chinos en sociedad. Algo estresada, la verdad. Será la primavera…

«Fine Tuning»

cirujanos

Esta tarde he tenido que llevar mi coche al taller porque no conseguí que pasara la ITV. Según el informe, circulo con ambas luces fundidas y las emisiones con las que contribuyo a este maravilloso cambio climático son diez veces las permitidas. Ahí es nada.

El pasado día 25 me tocó a mi también pasar  por un arreglillo. Como os comenté, ante la sospecha de hidrosalpinx y quien sabe cuanta endometriosis me programaron una laparoscopia que, aprovechando el chute de anestesia, combinaríamos con una histeroscopia diagnóstica. Así que, el día 24, previa visita a Primark para hacerme con un camisón barato (que en mi mente solo tendría un uso ya que acabaría pareciendo una prenda de escenario gore) metí a mis padres y a mi novio en el coche y salimos hacia Valencia.

Los días previos estuve absolutamente aterrorizada. Era la primera vez que me intervenían con anestesia general, podría preocuparme eso. No. Podrían encontrar algo dentro de mí que no tuviera arreglo. Eso tampoco lo pensé (al menos no mucho). Era probable que saliera de la operación sin ninguna trompa y, por tanto, con mi maternidad (100% y para siempre) en manos de la ciencia. No, esa idea no se hizo su hueco hasta que no me llevaban en camilla.

Y es que un par de días antes de la operación empecé a notar dolor de garganta y malestar general (anginas incipientes) y se me ocurrió que con fiebre no me podrían operar. (O quizás el orden fuera al revés, primero se me ocurrió y luego empecé a notar). El tema es que a partir de ahí me encerré en casa, termómetro en mano y ajo en boca (Ajo: mejor remedio natural si sobrevives a masticarlo despacito). Cuando en alguna de las lecturas del termómetro en las horas previas a la operación  tuve 37.1ºC, mi novio y yo entramos en pánico pensando que la operación se retrasaría mientras mi madre nos escondía el termómetro mirándome como si definitivamente me hubiera perdido.

Pero bueno, probablemente gracias a esa «pequeña obsesión», cuando por fin me llevaban a quirófano desnuda en la camilla, yo me despedía de todos más contenta que chupillo. Ahí os quedais, que yo me opero , yuhuuuuu! Y entonces, sólo entonces, pensé en mi trompa derecha y lo bueno que sería conservarla.

Cuando llegamos a quirófano me colocaron amablemente despatarrada (como viene siendo habitual ultimamente) y la anestesista, muy cariñosa, me empezó a buscar la vía. Los médicos aún no habían llegado y yo veía que me iban a dormir sin que pudiera transmitir mi importante mensaje (crucial para el desarrollo de la operacion, por supuesto), así que le pedí a las enfermeras que lo hicieran por mí: por favor, por favor, sed buenos con mi trompita derecha. A esto le siguió el gran colocón, la sala dando vueltas y un sabio consejo de que cerrara los ojos.

Lo siguiente que recuerdo es estar subiendo en el ascensor tumbada en la camilla y con mi novio al lado. Haciendo un esfuerzo que me pareció sobrehumano le dije:

No sé si lo he soñado pero creo que tengo una trompa

Él se rió y me dijo que no lo había soñado. Así que, con un sonrisón dibujado, me dormí otra vez, ahora sí, de verdad feliz de que hubiera pasado todo.

Me desperté con dolor como de regla y ganas raras de hacer pis. Cuando le dije esto último a la enfermera, se rió y me dijo que hiciera pis tranquila señalándome una bolsita que había colgado en el barrote de la cama. Me habían sondado y de ahí esa sensación tan molesta. Dado el panorama decidí dormirme otra vez a ver si mejoraba al despertar.

Y bueno, cuando al rato me subieron la dosis de calmante, me quitaron la sonda y me dieron un zumito a beber lentamente estuve preparada para que me contaran detalles de la operación. Según mis padres y mi chico, tanto Juana como el cirujano que se encargaba de la laparoscopia (Dr. Domingo del Pozo) salieron a contarles como había ido todo. Ambos se ganaron a mi familia al momento pero mi madre (a pesar de su escepticismo inicial) quedó fascinada con Juana y lo lógico que era todo lo que les había explicado.

Resumiendo, en la laparoscopia me quitaron la trompa izquierda por hidrosalpinx y retiraron bastantes adherencias de endometriosis que recubrían el ovario izquierdo. La zona derecha estaba algo mejor aunque también quitaron una hidátide de Morgagni que colgaba de la trompa (según Juana era como un peso muerto que no dejaba moverse a la trompa).

En la histeroscopia (que hizo Sara) vieron un útero en T que agrandaron con el conveniente corta-pega y no tocaron el mioma ya que, al parecer, no proyectaba hacia la cavidad uterina.

En el informe, y de regalo, vi que me ha correspondido una hernia inguinal. Además, Juana dice que hay bastante endometriosis en la zona intestinal pero todo eso, al no afectar a la fertilidad, lo dejamos para más adelante.

Días más tarde le llevé el informe a mi médico de cabecera para pedir la baja laboral y éste, tras leerlo detenidamente, me miró y me dijo:

Niña, ¿tú sabes lo que te han hecho?

Y es que según él me han hecho toda clase de «fechorias» ahí dentro. Pero, la verdad, creo que eran unas fechorias necesarias y la recuperación no está siendo mala.

Lo peor de todo el proceso, sin duda, los ajos previos y la termo-obsesión. Lo mejor, haber conservado mi trompita derecha y estar más cerca de transfer. El día 31 de marzo tengo revisión a ver cómo ha quedado todo.

Crucemos los dedos para que, tras los arreglos, mi coche y y yo logremos, esta vez sí, pasar nuestra ITV…

Salir del armario…

PICNIC-LITERARIO-CARTEL-1

 

Ayer estuve con algunas de mis queridas compañeras de batalla en un «Picnic literario» sobre infertilidad que organizaron Eva Maria Bernal y Marian Cisterna en Madrid. La verdad es que fue un día intenso en cuanto a emociones pero bonito, muy bonito y espero que también útil como aprendizaje en mi gestión de este tema.

El evento consistía en que varias escritoras con publicaciones sobre infertilidad nos hablaban de sus libros y de qué les llevó a escribirlos. La mayoría de ellas estaban contando su propia historia, en primera persona y, teniendo en cuenta que pasar por el mundo de la infertilidad un par de meses y conseguirlo al primer intento, normalmente no te hace escribir un libro, se trataba, en general, de historias muy duras.

Sí, algunas historias eran muy duras y  me recordó que la vida es, a veces, muy injusta, y me empañó los ojos al principio. Pero entonces miré a quien hablaba, desde la fuerza, desde el aprendizaje de alguien que ante una situación inesperada y dolorosa no ha mirado atrás, ha dejado de preguntarse «por qué a mi?» para preguntarse «vale, bien, y ahora qué tengo que hacer para conseguirlo?». Esas mujeres ayer me parecieron gigantes, valientes, luchadoras y no sé si antes de todo esto lo eran pero, quizás, sea algo que han sacado de este camino. Desde luego ahora son ejemplares.

Casi todas han encontrado el camino hacia su bebé,  algunas luchando contra enfermedades muy graves, recorriendo países lejanos, superando el duelo genético, afrontando todo el proceso como madres solteras…La casuística ayer en esa mesa era muy variada pero había un mensaje claro: lucha, lucha y luego…lucha un poco más. O como dice mi padre: El gerundio de conseguir es insistiendo.

Les agradezco a estas grandísimas mujeres que hayan decidido «salir del armario» para darnos esta lección de fuerza y esperanza. Y esto me hace pensar en algo que estoy viviendo estos días. Nuestros tratamientos, nuestra infertilidad, la hemos llevado un poco «a escondidas» pero mi próxima operación hace inminente o que nos inventemos una gran bola (tipo operación de algo que no es) o que hagamos público lo que es, quizás sin dar muchos detalles, pero que, teniendo en cuenta nuestras circunstancias, a cualquiera que tenga dos dedos de frente le hará sospechar de nuestro «problemilla».

Y, la verdad, no me siento orgullosa de que esto me preocupe, de no tener el valor de decir lo que nos pasa con la cabeza bien alta, de sentir que esto me hace menos mujer o quizás más débil. Mi madre me preguntó ayer por qué no lo decimos abiertamente, qué nos avergüenza de lo que nos está pasando. Yo quiero pensar que no es vergüenza, que se trata por una parte de que no queremos tener que explicar todo esto a quien no va a entender el proceso (ni médica ni psicologicamente) y por otra, de que no queremos que los demás vayan contando el tiempo por nosotros y, según pasen los meses, su cara de pena al mirarnos nos duela más que la nuestra.

Pero sé perfectamente que esto no ayuda a quien venga detrás. Si yo me siento incomprendida es porque todos estos temas aún no están normalizados y yo, escondiéndome, no estoy aportando mi granito de arena para que se normalicen. Creo que una vez lo hayamos conseguido, no tendré miedo de contar mi historia, pero ahora, se me hace cuesta arriba sumar a la dureza propia del proceso, las miradas y palabras ajenas.

No obstante, dado que odio mentir y lo hago fatal y que la operación va a implicar muchas preguntas, no descarto que esta semana explote y me cuelgue el cartel de Infertil y qué . O eso o salgo corriendo de la oficina en plan se me olvidó deciros que me voy dos semanas a la Polinesia Francesa.

En fin, olé, olé y olé por esas mujeres que no solo llevaron a cabo una dura lucha sino que además lo hicieron sin careta.

(Por cierto, en el cártel falta una de las ponentes, Anabel Manchón, que con su historia y con su libro Esperando a Pingüi, se llevó el corazón de toda la sala)

Crónica de una llamada

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Miércoles 10 de febrero en el cuarto de baño de mi casa.

Salgo de la ducha arrastrando mi ánimo al que ya le había costado lo suyo salir de la cama. Tras la punción del pasado viernes (4 ovocitos extraidos), la ilusionante llamada del día siguiente ( 4 ovocitos fecundados) y la bofetada posterior (embris no congelables que quedarían en observación por si, palabras textuales, «con muy baja probabilidad» alguno evolucionara a blasto) mi móvil había pasado a ser un instrumento de tortura al que miraba con odio. Según me dijo la embrióloga me llamarían en día 5 o en día 6 para contarme el desenlace.

Mi cabeza ha hecho alguna cábala esta noche.A pesar de que no tengo casi esperanzas, he decidido que el hecho de que no me llamen hoy (a día 5 post punción) es una buena noticia, o al menos no es mala. Si no me llaman significará que hoy no están todos parados y que queda alguna opción de que alguno llegue a vivir en día 6 y sea congelable. Este razonamiento no lo he compartido con mi chico ni con mi madre porque no quiero involucrarles aún más en mis montañas rusas de esperanza/frustración absoluta. No obstante, pienso para mí, a ver si conseguimos llegar a las 11:00 sin llamada…

Pues bien, en esas está mi cabeza a las 09.05 cuando suena el teléfono y veo un 963. ¿Serán hijos de?..Todos estos días llamándome a las 10 y justo hoy que quiero que se retrasen me llaman la primera…Contesto…

Yo: Si???

Ella: Hola, te llamamos de Valencia. Supongo que estarías esperando nuestra llamada.

Mierda..la voz lo dice todo. Tono serio, triste y va directa al grano. Te preparan perfectamente para lo que viene…

Yo: Si bueno, sabía que me llamaríais aunque ya me imagino lo que me vas a contar.

Ella: Pues fíjate, igual no te lo imaginas del todo..Hemos congelado un blasto precioso que ayer ya estaba compactando y que parece ser de muy buena calidad.

Yo: ¿Qué? ¿Estás de broma?

Ella: No, mujer, yo no bromearía con esto. No es de buen gusto.

Y así es como cogí un tren del infierno a la tierra de nuevo y «Super embri»se ganó todo el amor de sus papás. Por pelear, por no rendirse, por oponerse a las estadísticas, por regalarnos esa noticia, esa inyeción de moral.

Y la verdad, sigo pensando que este proceso te golpea cuando menos te lo esperas y por eso hay que estar siempre alerta pero, quizás, es justo añadir que otras veces te tiene reservadas sorpresas buenas. No queremos (ni estamos en situación) de lanzar las campanas al vuelo pero buff como nos alegró este pasito. A veces necesitas moverte, avanzar, aunque quizás no sean los pasos definitivos, pero psicológicamente necesitábamos pasar la fase de estimulación en la que llevamos 4 meses.

Así que ahora me veo en el capítulo quirúrgico. Teoricamente me operan el 25 de febrero. ¿Para qué? Parece que tengo un hidrosalpinx en la trompa izquierda y me la tendrán que quitar y, espero, que me puedan conservar la derecha. También me harán una histeroscopia para ver (como diría Juana) lo «fea» que soy por dentro. Hasta ahí mis certezas. Mis incertidumbres son un mioma intramural de 1cm y un quiste endometriósico bastante grande en el tabique recto vaginal. No tengo ni idea de si esas cositas saldrán conmigo del quirófano y ni siquiera se qué prefiero.

Dispuesta a que me abran,me quiten y me pongan y me conviertan en un lugar acogedor para Super campeón y Super embri, me pongo en manos de la cirugía.

 

 

 

 

Del cielo al infierno…

cielo al infierno

Si algo he aprendido estos días es que, en un proceso FIV, sólo hay un momento que celebrar, aquel en el que, estando en la camilla de un hospital, te entregan a tu bebé sano. Todos las victorias intermedias, todas las buenas noticias parciales son solo paja que en cualquier momento se esfuma y te deja con algún problema adicional que antes no tenías. Es como cuando en el Monopoly caes en la casilla de «Suerte» y la carta que coges te devuelve a la casilla de salida y sin dinero.

¿Para que quieres tener bien la FSH si luego te dan el resultado de una antimulleriana por los suelos? ¿De qué sirve que tu útero esté aparentemente perfecto si tu beta termina siendo negativa? ¿Quien quiere una beta positiva si cinco días después es un aborto?

Como podreis deducir, estos últimos días no han sido fáciles. El viernes 05/02 me hicieron la punción de mi segunda estimulación en la clínica de Juana (Valencia). Como del ciclo anterior tengo un blasto muy bonito congelado (Supercampeón), solo me hacía falta un embrión más. Ha sido una estimulación dura porque el protocolo era el de mejora de antrales y al estrés que supone pasar los controles de estradiol y FSH en tiempo, se añade la cantidad ingente de medicación del mes anterior y la temida Viagra del comienzo de la estimulación. De la Viagra solo diré que se ganó a pulso una entrada en este blog para ella solita. El repaso de los efectos secundarios que me produjo en sus cuatro diitas da para ello y más.

Pues bien, el día antes de la punción se veían dos folis de buen tamaño y otros dos de 15mm que quizás podrían aprovecharse. La punción confirmó los 4 ovocitos pero contábamos con que los pequeños no estarían maduros y no fecundarían. Sin embargo, al día siguiente nos informaron en la primera de las dichosas llamaditas que habían fecundado todos. Cuatro!!! Era nuestra mejor marca!! Lo más que habíamos conseguido fue en la primera estimulación en IVI madrid donde fecundaron tres. Total, teniendo en cuenta que historicamente nuestros embris no solían pararse (nuestro problema ERA la cantidad y no la calidad) y que solo necesitábamos un embri, celebramos, reímos, por fin podríamos avanzar y quien sabe si nos quedaría alguno para un jiji hermanito, nos atrevimos a decir.

Pero resulta que si nosotros nos reímos, más se debió reir el que sea que maneja los hilos donde quiera que esté, llamemosle destino…Porque nuestro mejor resultado se convirtió en el peor cuando al día siguiente nos dijeron que todos los embris tenían mucha fragmentación y que así no se podrían congelar. Al día siguiente la calidad empeoró un poco más y nos dijeron que los dejarían en observación por si llegaban a blasto, algo que ya me dijo la bióloga que veía muy dificil. Y así nos quedamos, nuestras risas, los hermanitos, todo como un chiste de humor negro. Y de regalo un problema nuevo: fragmentación embrionaria, algo que nunca nos había pasado.

Yo tenía asumida mi baja reserva, sabía que en cada ciclo solo consiguiría uno o dos embriones pero bueno, es cuestión de paciencia, pensaba… Pero ahora ya no entiendo nada, ya no se nada. ¿Que les ha pasado a mis óvulos en tres meses? Justo ahora que voy a acupuntura, como sano y tomo vitaminas a cascoporro…Y no sé qué significa, ¿es que cada estimulación empeora la calidad de los óvulos? ¿es el tiempo que con la endometriosis corre muy rápido? ¿ha sido solo un ciclo muy malo? ¿Me los sacaron antes de tiempo y no estaban suficientemente maduros? ¿Alguien que me lea me puede dar algo de luz?

Os pido perdón porque el tono de la entrada parece pesimista. No quiero ser pesimista, solo quiero ser aséptica. Seguiré caminando pero trataré de recordar que cada paso es de prueba y que es posible que no me conduzca donde quiero.

No me puedo permitir otro viaje del cielo al infierno sin paracaidas, entendedme.

 

 

 

Nuestro camino hasta hoy

Nuestro camino en el mundo de la infertilidad empezó de una forma curiosa, con el típico «embarazo a la primera». Así es, tras varios meses perseguida por mi novio al que le nació el instinto paternal mucho antes que a mi, decidimos probar suerte y ahí estaba, mi primer retraso, mi primer Clearblue y claramente decía «Embarazada 1-2 semanas». No puedo mentir, me llevé más susto que alegría, aún no me había hecho a la idea y tengo un grandisimo sindrome de Peter Pan que enrarecía mi paso de hija a madre.

En cualquier caso, el susto-alegría duró poco. A los 5 días manchado y ecos sin imagen clara en útero. Se sucedieron visitas a ginecólogos que me repetían palabras que empezaban a ser familiares: líquido en trompas, pseudosaco, embarazo ectópico…Al final, ectópico o no, nunca se supo porque la beta bajó sola y aborté un viernes por la tarde en mi casa. Cerraba un capítulo doloroso y confuso pero con mucha incertidumbre sobre mi futura maternidad ya que la última frase de la doctora fue: «No lo vuelvas a intentar hasta hacerte pruebas, tienes un hidrosalpinx».

Transcurridos un par de meses de mucho sufrimiento nos atrevimos a afrontar la temida histerosalpingografía que, para sorpresa de todos, aparentemente era correcta. Así que para casa y a quedarte otra vez a la primera, me dijeron. Intenté relajarme convencida de que no tenía nada, de que era una persona totalmente normal y ni test de ovulacion ni nada. A los 6 meses volvimos a los test de ovulación y a los 10 sin un simple retraso nos vimos en nuestra primera clínica de reproducción.

Allí las primeras pruebas decían infertilidad por factor masculino, «teratozoospermia», en nuestro caso solo 1% de formas normales. Pero además mi reserva ovárica era anormalmente baja para mi edad. La antimulleriana de 1.0 con 34 años fue un bofetón de reloj biológico. Y así decidimos ir a por nuestra primera FIV que, sin duda, nos traería nuestro primer bebé. El siguiente ya lo haremos en casa, decíamos.

El resultado fue un ciclo en el que solo conseguimos dos embriones y una beta de cero, cero patatero. Fue un palo pero dijimos, es cuestión de probabilidad, volvamos a intentarlo. Así que, tras unas cortas vacaciones volvimos al mundo de las agujas .

Segundo ciclo FIV, otra vez dos embriones y esta vez beta positiva: 107!!! Una maravilla, lloramos, reimos y fuimos extremadamente felices durante cinco días. A partir de ahí sangrado y beta que baja, se repite la historia.

Aqui ya no culpamos a la probabilidad y estamos intentando llegar al fondo de la cuestión. Después de mucha investigación y visitas a muchos especialistas el diagnóstico es:

  • Factor de coagulación: Mutación homocigótica MTHFR
  • Factor tubárico: hidrosalpinx en trompa izquierda
  • Factor uterino: endometriosis profunda que quizás afecte también la calidad de óvulos.

El plan ahora es tratar de conseguir dos embriones que congelaremos. Luego me operaré para extirpar la trompa izquierda con hidrosalpinx (ojalá se pueda salvar la derecha) y arreglar un poco el útero con histeroscopia quirurgica y, por fin, transferencia cuando esté preparada. Para la mutación debo llevar heparina desde antes de la trasferencia.

Y en este punto estamos…aquí empiezo mi historia bloggera

 

 

 

BEBESPERA

Relatos de una (esperamos) futura mami buscando a (esperamos) su futuro bebe

Cuando la vida te da limones...

Este blog es un rincón donde compartir con vosotras mis intentos más o menos afortunados por hacer una rica limonada.

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Mujer con endometriosis e infertilidad, Blogger y EndoActivista que utiliza el humor y el sarcasmo como arma arrojadiza.

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