Infertilidad secundaria

Dicese de la incapacidad de concebir o llevar embarazo a término tras una primera gestación (hasta ahí vale), llevada a cabo sin problema (hombre, sin problema, sin problema…). Y claro, es que no nos íbamos a privar de probar ningún tipo de infertilidad, y nos quedaba esta secundaria en la operación hermanito. Por supuesto que no pensábamos que conseguir un segundo bebé fuera a ser llegar y besar el santo pero en mi mente ingenieril y como dice Fito yo pensaba:

Ya lo tengo todo controlado…

y alguien dijo No, No, No, No…

Ahora sopla el viento de otro lado

Así que aquí estamos intentado entender estos nuevos vientos y volviendo a pisar caminos ultraconocidos que no echábamos de menos.

Por resumir un poco nuestro periplo Parte II:

Decidimos fecundar los 30 ovocitos vitrificados hace 2 años.

Los resultados fueron pésimos:

30 ovocitos-> 19 ovocitos desvitrifican correctamente (11 se pierden en el proceso!!) -> 12 fecundan correctamente-> solo llegan 4 a blasto->resultados de DGP: 2 aneuploides (a la basura), 1 mosaico (ruleta rusa) y 1 indeterminado.
La cara de tontos que se nos quedó con estas noticias después de haber estado acumulando durante 10 ciclos no tiene nombre. Pero bueno, la clásica decepción (la conocemos), los clásicos días jodidos (los conocemos) seguidos de recomponerse y reunir la esperanza necesaria para intentarlo.

Empezamos transferencias con los embris D3 y D2 que teníamos de la camada de Naia. D2 no descongela y D3 negativo.

Pasamos al mosaico. Transferencia en marzo del 22 y Positivazo totalmente inesperado (beta de 565). En mi mente, teniendo en cuenta la experiencia previa, una buena beta era casi garantía de que el embarazo iba a evolucionar bien asi que imaginaos la felicidad. En un par de días ya había hecho todos los cálculos debidos (cuando nacería, que haríamos ese verano, cuánto se iba a llevar con Naia). Pero toda la ilusión duró exactamente 5 días. A los 5 días empecé a desangrarme y fuimos corriendo a IVI deseando ser uno de esos casos que llegan sin ninguna esperanza para luego oír que todo sigue adelante sin problema. No fue nuestro caso ya que se veía un saco desprendiéndose y la beta estaba bajando. A la mierda!!

En la eco después del aborto mi doctora vio un adenomioma grande en el utero que podría haber sido la causa del aborto. Así que a pesar de haber jurado que no volvería a Valencia, allí estábamos un mes más tarde para que el Dr Ferro me operara una vez más el utero. Tras la operación terapia hormonal de 6 meses. Y así fuimos sumando meses. Luego un COVID que retrasó otros 3 meses y cuando por fin pudimos preparar la transferencia de Indeterminado, según nos montábamos en el coche para ir al IVI con la vejiga rebosando para la transfer nos llamaron para decirnos que esa betaespera nos la ahorrábamos. Resulta que el embrion no habia desvitrificado correctamente. La temida llamada 1h antes de transfer que cerraba de un portazo la opción de un segundo bebé con mis genes. Evidentemente, lo que no había podido conseguir con 37 años tras 10 ciclos no lo iba a conseguir ahora con 42.
De momento ha sido un duelo genético muy light ya que, sinceramente pudo mucho más la ilusión de pensar que en ovodonacion el camino sería más rápido y efectivo. Pobre ilusa??

Y así llegamos a nuestra primera transferencia de ovo. Según embriologa y doctora, el embrión era de libro, un 5AA para enmarcar. Pasé una betaespera súper buena, con náuseas desde casi antes de la transfer que me hacían sentir felizmente embarazada así que cuando el viernes pasado nos dieron una beta de 1263 no me pilló de sorpresa pero si nos subió en una nube.
Esta vez no hice ningún cálculo y mi meta consistía en llegar a la primera eco. Partido a partido, ya sabemos. Pues bien, parecía fácil pero no llegamos. A los 3 días de la betaza, de nuevo un río de sangre. Esta vez en eco se ha podido ver el saco aunque totalmente rodeado de sangre. La doctora que me vio me transmitió un panorama regulero, bien no pinta pero hay que intentarlo.

Así que aquí estoy postrada en la cama por cuarto día consecutivo, después de un primer día de todo llorar, un segundo de dormir y un tercero de ver Netflix. Más o menos mi cuerpo se hace a estas malas noticias en 3 días por lo que vengo viendo.

Pero creo que por primera vez en toda mi andanza infértil, me he quedado sin plan B, sin ideas. Por qué mi cuerpo permite implantar al embrión perfectamente para barrerlo con sangre a los días?? Qué me pasa ? Si vuelvo a tener un positivo alguna vez, seré capaz de ir al baño sin que me tiemblen las piernas??

Australia

En un par de días Naia cumplirá ocho meses. Ocho meses desde que la doctora me entregó a mi bebé con unas palabras tan sencillas pero tan inmensas: Aquí tienes a tu hija. Lo dijo rapidísimo y me la dio enseguida , como si no quisiera sumar ningún segundo más a todos los años de espera.

De forma medio casual esta doctora fue la misma que me acompañó durante la interrupción de embarazo de Supercampembri en 2016. El día que nació Naia era, de hecho, su último día de trabajo antes de irse ella misma de baja embarazada de 36 semanas. «Yo también necesitaba que esto terminara bien», me dijo, » cerrar tu historia con final feliz».  Yo la oía sin terminar de creerme que el bebé que abrazaba era mío, era nuestro, era ya ELLA misma.

Deteniéndonos un poco más en lo mundano, creo que debo contar que al final me indujeron el parto estando de 40 semanas por, según ponía el informe médico, ansiedad maternal. Obviamente el orgullito lo dejé en casa ese día y, en lugar de detenerme a explicarles que, yendo con heparina, antes se inducía el parto de 37 semanas o que mi placenta estaba ya vieja y no entendía la necesidad de correr ningún riesgo, miré a la doctora con cara de sí, estoy muy loca, por favor, sacadme a mi bebé.

Y así fue…20 horas después de dolorosas contracciones y de tener una pierna congelada como un bloque de hielo por la epidural. Solía presumir de umbral del dolor alto, que si después de tanto tratamiento, pinchazo, endometriosis, operaciones, a mi el dolor físico del parto no me iba a asustar. Pues si me asustó, si. Fui muy mala parturienta.

Pero lo que ya es loco del todo es que te tiras 20 horas del dolor más intenso que has tenido nunca y luego te dicen que el bebé debe mamar cada tres horas máximo (de inicio de toma a inicio de toma). Eso te deja con suerte un par de horas para dormir entre tomas después de haber corrido la maratón de tu vida. Eso aderezado con que en cada toma mis pezones iban quedando más y más en carne viva y que el parto me destrozó el suelo pélvico y estuve un mes sin poder retener la orina, podéis imaginaros la maravilla de postparto. Después de vivirlo, de ver a tantas mujeres que lo han vivido, solo puedo preguntarme por qué narices no gobernamos el mundo.

Y bueno, día a día, me voy construyendo como madre de Naia. Creo que la infertilidad y los miedos durante el embarazo me impidieron prepararme para lo que venía luego. Pensé que una vez en Australia, ya estaría todo hecho. Y claro que no. La maternidad es muy demandante en todos los aspectos. Físicamente tu cuerpo es lo último a lo que haces caso aunque te duela cada esquinita de él y psicológicamente toca afrontar muchos miedos. Miedo a fallarle y fallarme (especialmente con la lactancia), miedo atroz a que le pueda pasar algo, miedo a todo lo que la quiero y miedo a que no se sienta suficientemente querida. La verdad es que estos meses han sido una mezcla de momentos de FELICIDAD en todo su esplendor, de estar exactamente cómo y dónde quiero, y de miedo.

Australia es un lugar intenso pero, sin duda, es un lugar maravilloso. Y me alegro tantísimo de haberme tirado al mar mil veces, sin salvavidas, con tormenta, sin mapa para intentar llegar porque al final, llegué, no sé ni cómo. Y quiero que sepáis que yo tampoco veía tierra firme. Que la mayor parte del tiempo seguí nadando por inercia pero con poco convencimiento de que llegaría y, casi cuando menos lo esperaba, apoyé mi pie y ahí estaba. Por eso hay que seguir nadando mientras queden fuerzas.

Naia

Mañana hacemos 36 semanas de embarazo, algo menos de 34 desde el día de la transferencia de esos dos embriones que nos parecieron tan bonitos.

Y la verdad es que la realidad está superando al sueño. No sé si es que lo veía tan difícil que no me había permitido soñar en condiciones o si es que era imposible imaginar la sensación de un bebé dentro de ti antes de sentirla. Pero, desde la semana 17 que noté su primer movimiento, no hago nada más que alucinar. Alucinar con la naturaleza, alucinar con nuestra suerte, alucinar con ella, con Naia, que se las ingenió para agarrarse fuerte al útero de su madre a pesar del 6 raspado que el Doctor Puente, un médico que es más bien optimista, le había dado a mi útero.

Hemos tenido miedos, por supuesto, y aún tenemos.

Histeria alimentaria desde el principio que cuando compartía con otras embarazadas o ya madres torcían el rostro en plan, ¿Lavas todo con Amukina y luego encima lo pelas? ¿Por qué no comes embutido frío? ¿ qué narices es eso de la listeria? Y claro, os podéis imaginar mi indignación/pánico con el brote de listeriosis sabiendo que las matronas no te suelen dar las pautas para prevenirla si algo falla en la cadena de control como ha sido el caso y que, ni siquiera yo, histérica como he sido, he cumplido a la perfección todos los pasos para matar al hipotético endemoniado bicho. Eso sí, algo he puesto de mi parte, alrededor de la semana 20, antes del brote, limpié cocina y nevera con bactericida convirtiéndolas en pequeñas salas de quirófano.

También es un clásico la histeria al movimiento de la pequeña, ¿por qué hoy se mueve menos que ayer? ¿Cuánto tiempo hace que no se mueve? etc…Ese miedo petrifica y me encoje el corazón pensando en compañeras guerreras que pasaron por ahí.

Hemos tenido también mucho miedo a la «rotura de bolsa temprana». Cada mancha en la ropa interior que, por algún motivo, alrededor de la semana 20-22 se hicieron muy comunes, llevaba aparejada un par de días de mucho estrés. Este tema lo atajé como buena ingeniera comprándome unos salva slip que midiendo pH detectan si es líquido amniótico o pipí y cambian de color. Se llaman Al-Sense y me parecen no solo recomendables para histéricas sino en general para todas las embarazadas porque es un problema que detectado a tiempo puede tener solución.

Por supuesto no ha faltado el miedo previo a cada eco. ¿Estará creciendo bien? Que no vean nada raro, por favor…Desde la semana 28 más o menos la cabeza empezó a crecer más rápido que el fémur cosa a la que ningún médico le dio ninguna importancia porque era cuestión de una semana de diferencia como mucho. Pero ahí yo y mi canguelo, cada semana deseaba que la cosa se hubiera equilibrado. En la última eco midió ya totalmente parejito y por fin, incluso mi yo histérica, puedo relajarse.

Y luego están los miedos variadísimos y loquísimos. ¿Este arañazo en la tripa le habrá afectado? Llevo 5 horas sin comer, ¿le habrá pasado algo? He pasado calor o frío, ¿estará bien la pequeña? Me despierto durmiendo boca arriba o hacia el lado derecho e inmediatamente histeria, ¿le habrá llegado flujo sanguíneo suficiente a mi bebé? Me he puesto nerviosa en esta reunión de trabajo, ¿le habré alterado su corazoncito? Y así una lista interminable…

Y con todo esto podría parecer lo que desde luego no es, que llevamos 8 meses de puro sufrimiento. Para nada. Han sido los 8 meses más felices de mi vida, creo. Porque en paralelo a este miedo hay una inmensa gratitud, felicidad, nuevas sensaciones, ilusión por lo que se viene, amor hacia una nueva personita ya tan protagonista de nuestras vidas. Y todo eso gana por goleada. Nos fuimos de vacaciones a Torrelodones y no hemos pisado la playa desde Abril, ¿importa eso? No… han sido las mejores vacaciones de nuestra vida. El embarazo de momento la verdad es que ha sido muy bueno pero en cualquier caso, no podría tener ninguna queja porque lo único importante es que SEA. Que la niña crezca, que esté bien, que nos lleve a los tres a donde tanto tanto hemos deseado todos estos años.

Os pido perdón por el tiempo que me ha costado escribir esta entrada. Ha sido una mezcla de miedo que siempre me hacía posponerlo para la siguiente eco y de estar concentrada en cada paso. También el hecho de que este blog es y será de infertilidad y no quería «brear» con sentimientos de embarazada porque sé que muchas podéis leerme y pensar que a vosotras todo esto no os va a llegar o que por qué tarda tanto. Y es que la infertilidad es una putada, nunca sabes detrás de qué puerta está el camino correcto, ni siquiera sabes si alguien pintó de verdad tu camino. Y yo tampoco lo sé pero deseo que el camino esté para todas, antes o después, para todas las que lo deseamos tantísimo. Fuerza!

Nuevas sensaciones

Hace ya semana y media esperábamos para entrar en nuestra ecografía de la semana 12. Eso ya lo habíamos vivido, en 2016, cuando esta consulta se convirtió en el principio de una de las etapas más duras de nuestra vida.

Esta vez, intentando ganar tranquilidad para la eco, nos hicimos el test NACE en semana 10 que nos informó de que nuestro bebé es una niña y que con alta probabilidad NO tiene ninguno de los síndromes que se estudian. Eso fue una gran alegría pero aún había un millón de preocupaciones y de cosas que podían torcerse en esta eco. Pero ninguna lo hizo. TODO lo que se podía ver en la eco estaba COMO DEBÍA. Los médicos me decían que esto es lo que suele pasar, que normalmente las cosas van bien, pero sinceramente con la cantidad de cosas que miran yo no podía dejar de alucinar de que mi niña lo tuviera todo bien. Aún es pronto y lo seguimos sabiendo pero el salir con una buena nota de la eco de la 12 es algo que no habíamos vivido así que se ha desatado la euforia.

Yo intento retener a la gente, a mí, pero no hay manera. Mi madre ya le está haciendo un jerseycito, mi chico ya quiso empezar a pensar nombres y yo la sueño despierta todo el tiempo. Sigo cagada, cómo no, pero es que tenía tantas ganas de vivir esto que no puedo evitar dejarme llevar por la felicidad, por el pensar que esta vez sí.

Hablaba el otro día con una compi de curro que me contaba que en el embarazo se tienen muchos altibajos emocionales. Me decía que ella de pronto se ponía a llorar…yo la miraba como…¿qué? En mí no cabe ahora la pena, ni la queja, para nada. Solo cabe la felicidad y el miedo que, por supuesto, sigue de mi mano. Le explicaba que mi sensación es como si me hubiera tocado el euromillón. Lo he visto en la tele y sé que llevo el número pero aún no lo he cobrado. Entonces estoy totalmente feliz pero con miedo por perder el boleto, porque no haya dinero en la administración para pagarme…en fin que hasta que no tenga el dinero en cuenta no lo voy a poder celebrar a gritos. Y disculpadme por este ejemplo estúpido porque ni 10 euromillones me podrían hacer tan feliz como esta niña.

Así que así estamos, chicas. Me emocionan vuestros comentarios. Muchísimas me habéis acompañado ya en vuestra maternidad y me parece increíblemente bonito que hayáis seguido a mi lado dándome fuerzas a pesar de estar en una etapa totalmente diferente. Otras seguís en la lucha y cuando leáis mi entrada puede que tengáis una sensación agridulce. Es normal, lo he vivido y lo entiendo. Pero yo sigo a este lado apoyándoos, eso siempre.

Todo está como debe

Esta frase de nuestra doctora fue música celestial la semana pasada. Nuestro pequeñ@ late a buena frecuencia y mide lo que debe. Por supuesto el miedo y la incredulidad vienen con nosotros pero cada eco nos permite soñar un poquito más con el «y si esta vez por fin?». La última, de 8+6, nos dejó con una sonrisa de larga duración.

Basicamente estas semanas han sido felicidad, agradecimiento y en general buen dormir (por primera vez en tanto tiempo no planifico mis siguientes pasos infértiles en la cama). Pero cada vez que se aproxima una eco el panorama va volviéndose algo más angustioso. Sinceramente creo que no se puede esperar nada diferente en una infertil y mucho más en una infertil con un historial como el nuestro.

Estoy llevando una vida muy calmada en lo físico ( doy paseitos pequeños pero poco más) aunque sí estoy yendo a trabajar. Puede parecer poca cosa pero yo hubiera esperado de mi misma estar paralizada en la cama de miedo.

Sigo con mil inyecciones al día (3 concretamente) ya que me pincho la progesterona (Prolutex) dos veces al día (una intramuscular , que me la tiene que poner un enfermero, y la otra subcutánea ). Además tengo mi dosis diaria de heparina que no falte. Sinceramente feliz de pincharme todo esto en lugar de meriofert.

Y bueno, los siguientes pasos son eco este miércoles (ya sería 10+1) y hacerme el test Nace para asegurarnos que el pequeñ@ está genéticamente bien . Son pasos muy muy importantes como podéis imaginar así que esta semana toca temblor de piernas.

Siento no ser mucho más expresiva creo que la entrada ha quedado más bien como un parte informativo. Pero es que no quería dejar más tiempo sin contaros (se que sois lindisimas y muchas estáis pendientes) aunque aun me cuesta verbalizar y conectar del todo con esta nueva (y maravillosa) situación.

Que dure, por favor, que dure.

 

Soñando

Así estoy desde el viernes a las 4 de la tarde cuando sonó el teléfono. Mi chico lo cogió y tras recibir el resultado no movió el gesto lo más mínimo. Se limitó a preguntar:

«Que valor?»

Yo le gritaba que me dijera algo temiéndome que habían dicho que era positivo pero bajito o similar pero cuando vi su gesto, aún serio, pero haciendo con la mano como hacen los jugadores de fútbol después de marcar una goleada, me eche a «reírllorar». En ese estado me puse con la enfermera que me lo quería decir en persona : 575,3…575,3…575,3.

Se lo que esto significa. Aún es prontisimo, tenemos muchos factores de riesgo (fragmentación de cadena doble de mi chico, estos embris no han pasado DGP etc…) pero ahora, por encima o en paralelo al miedo, tengo una sensación de agradecimiento brutal, de haber recibido un regalo inmenso, de amor a esos dos embriones que ya me parecieron preciosisimos el día que los vi.

Es un paso y quedan muchos pero este paso me ha hecho tan tan Feliz…

Por favor, que nadie me despierte.

A todas las que habéis estado pendientes del resultado perdonad por no haberlo escrito antes…estaba taaaaan….Pero me ayuda muchísimo y me hace sentir muy acompañada vuestro cariño en todas las fases del proceso.

Canto al miedo

 

Pues bien…finalmente el viernes día 18 de enero tuvimos la transferencia. Mi mayor miedo (después de la última experiencia) era que los embris no desvitrificaran correctamente así que cuando la doctora nos dijo que estaban estupendos pensé: “Ya tenemos todo controlado”. Jaaaa, si es que no aprendo.

Le había pedido además a mi doctora que me hiciera una prueba de transferencia un par de horas antes de la real para que se fuera familiarizando con mis partecitas más internas porque ella nunca había llegado más allá de donde llega el ecógrafo y claro, y si tengo algún obstáculo más adelante…Esto es en realidad un trauma derivado de la transferencia de nuestro Supercampembri en la que Juana, supuestamente la master del universo de las transferencias, se tiró 10 minutos hasta que consiguió dejar los embriones en su sitio. En fin, mi doctora actual, paciente como siempre, me hizo la prueba sin problemas.

Así que, con el tic de nuestros dos embriones fuertes como un roble y con el tic de la prueba de transfer hecha, me despatarré tranquilamente en el potro sonriendo para recibir a mis pequeños. Desde el principio me pareció que la enfermera que hacía la eco para guiar a la doctora no se veía muy ducha en el asunto, pero con el paso de los (segundos? minutos?) todos nos íbamos poniendo más nerviosos porque los embris ya llevaban en la cánula un rato y la doctora no conseguía ver bien dónde depositarlos. En mi cabeza resonaba el estudio según el cual el éxito de una transferencia disminuye con el tiempo que dura y me daban ganas de quitarle el ecógrafo a la enfermera hasta que, un poco en plan aquí te pillo aquí te mato, la doctora dijo: «Ahí van!!» Bien, respiré, ya están conmigo.

Pero se ve que mi doctora no quedó tan conforme y nos dijo que quería seguir con el ecógrafo para asegurarse de que los había puesto en el sitio correcto. Que, queeeeeeeé??? Ni que tuviera vuelta atrás el asunto…Os podéis imaginar, tembleque de piernas, corazón a mil y pensando que me habían puesto los embrís en un riñón.

Cuando la doctora terminó de hacer sus verificaciones y salió de la sala, mi chico me miró y me dijo: “Por favor, por favor, todo ha ido bien, dime que todo ha ido bien.” Pero yo no podía decir nada y no podía imaginar empezar así la larga betaespera. Así que en cuanto volvió la doctora le pedí que fuera sincera y nos contara qué había pasado. Según nos dijo, no había visto con la claridad que le habría gustado, pero creía que, en definitiva, había ido bien. Según había comprobado la cánula no tenía sangre ni moco (esto sería síntoma de que habría llegado a tocar la pared del útero provocando contracciones perjudiciales para la implantación). Remató con un: «Yo creo que te embarazarás porque los embriones están bien». Y sinceramente, ya no quise preguntar más porque exactamente eso es lo que yo necesitaba escuchar para afrontar las dos semanas que nos esperaban.

A partir de ahí, la clásica betaespera, montaña rusa de sensaciones en las que se pasa de “ni de coña estoy embarazada” a “y si estoy embarazada?” tan rápido como el pinchacito cambia de la zona de la pelvis a la zona de los riñones (en mi cabeza pelvis = MAL y riñones = BIEN, muy científico, ya se sabe). Y así vamos y venimos con una mochila cargadita de miedo que hace que no tenga ni pajolera gana de que llegue el viernes y me tenga que hacer la beta. Elijo quedarme en este limbo de esperanza razonablemente tranquila.

Pero en este limbo quiero hacer una reflexión. ¿Por qué se empeña todo el mundo en que esté optimista y en que no tenga miedo?

El otro día me llamó una amiga y cuando le dije que estaba cagada me respondió:

«¿Por qué, mujer? No seas así…¿Por qué piensas que puede que no haya ido bien?»

Coño, porque puede que no haya ido bien!!! Porque conozco las probabilidades y, de hecho, los números, ahora mismo, no están muy a mi favor! Pero nada, se supone que tenemos que ser almas optimistas e ingenuas que olvidan todas las experiencias negativas anteriores y afrontan cada intento como si fuera el primero.

Por otra parte, mi madre me dice que está muy orgullosa de que esté llevando esta betaespera “tan bien” como me ve. En primer lugar, bien bien, en betaespera, no se está nunca. Pero, en segundo lugar, ya basta de cargar a la gente con responsabilidades que no debería tener. Este proceso es muy jodido y bastante tengo con sobrellevarlo, COMO SEA. No necesito que nadie ponga nota a cómo lo afronto y que tilden de negativos sentimientos tan naturales y lógicos como el miedo, el enfado y la pena pero me den una zanahoria cuando me ven sonreír o hacer planes como si nada. Entendedme, sé que no hay mala fé detrás de estos comentarios. Es algo que nos pasa a todos, preferimos ver al de enfrente feliz o por lo menos que no nos cargue con sus problemas. Pero, en mi opinión, estos comentarios, lejos de consolar a los que lo estamos pasando mal, nos hacen sentir débiles, inapropiados y solos. Reivindico mi miedo, ¿cómo no tenerlo después de todo? Es un miedo que no me incapacita, avanzo a pesar de él, con él de la mano. Un miedo que nos hace humanos y nos hace aún más valientes.

Luchemos por lo que queremos, luchemos a muerte, pero reconozcamos el miedo. Es natural.

Os dejo una charla TED que explica perfectamente el daño que hace la dictadura de las emociones positivas.

Repetidora

Veo que la última vez que escribí en el blog fue en Agosto…y ahí, ilusa de mí, creía que programaríamos la transferencia para Noviembre. Pues aquí estamos plantados en 2019 y con estos pelos.

Primero fue el test ERA. El resultado, contra todo pronóstico, fue que mi ventana de implantación estaba desplazada, tras 5 días de progesterona mi endometrio estaba PreReceptivo. Y esto a pesar de que nuestro embarazo de Supercampembri fue después de 4 días de progesterona. Pues bien, para averiguar cuando estaba receptivo mi endometrio era necesario repetir la prueba con seis días de progesterona. Otra preparación con estrógenos y P4, otros mil euritos y otra biopsia para confirmar, ahora sí, que necesito 6 días de progesterona.

Ya solo quedaba preparar endometrio para la transferencia como habíamos hecho en dos ocasiones con Juana con estrógenos via vaginal. Tras unos cuantos días y un endometrio aún muy fino mi estradiol estaba ni mas ni menos en 3000 pg/ml. Casi nada! Yo que en una estimulación no he pasado nunca de 2000 pg/ml, que celebraba cada poquito de estradiol con confetti, me encontraba ahora temiendo que este exceso de hormona en ciclo sustituido no fuera bueno. Efectivamente me puse a investigar y encontré al menos 3 publicaciones que mostraban una bajada importante en la tasa de éxito con valores de estradiol por encima de 1000 pg/ml en ciclo sustituido. Total, que de nuevo domingo bombardeando de correos a mi doctora que, paciente, me llamó el lunes a primerísima hora ya que ese día yo debía coger el tren a Barcelona para ponerme la primera dosis de intralípidos. Ella no veía motivos para cancelar pero reconocía que el valor era anormalmente alto. Así que, con lo que cuesta conseguir un embrión, decidimos intentar darle una casita mejor. Otra regla, otro billete a Barcelona perdido, otros planes cambiados.

Y de nuevo, volvemos a intentarlo. Esta vez con parches y una dosis bajita y…ahora mi estradiol está anormalmente bajo. Hemos subido dosis y a ver si reacciona porque, la verdad, creo que ya está bien. No creo que haya nadie y, por favor, si lo hay que contacte conmigo y nos consolamos mutuamente, que vaya más lento que yo. Hace un año y medio de la última transferencia y aquí seguimos, sin haber parado pero sin haber llegado a hacer si quiera el intento.

El tiempo se acumula, hace mucha mella. Hace tiempo que ya hacía tiempo que llevábamos mucho tiempo en tratamiento. Pero en mitad de este cansancio, no se si como instinto de supervivencia, asoma de vez en cuando por mi mente  un pensamiento…¿Y si esta vez sí? ¿Y si la próxima sí soy yo? ¿Y si crece esta vez mi tripa? ¿Y si salimos de las ecografías felices? ¿Y si mi chico está en un quirófano con bata y gorros verdes con un bebé en brazos?¿Y si nos convertimos en papis? Lejano como parece suena a la vez taaaan guay.

Master en estimulación ovárica

Como buena baja reserva que soy, he tenido que oir cientos de veces a médicos decirme que de donde no hay no se puede sacar, que los ovarios viejos no responden, que la calidad de los óvulos de esos ovarios no es buena etc…

Bien, sin ánimo de llevarles la contraria, me molesta sobremanera que utilicen estos argumentos para justificar cualquier mal resultado en FIV. Está claro que el premio a la fertilidad no me lo voy a llevar yo pero, señor médico, si yo fuera una joven señorita repleta de óvulos bonitos, probablemente no estaría en su consulta. Soy el material con el que debe trabajar. ¿Qué se lo he puesto dificil? Piense, pruebe cosas, investigue…

Sin embargo, muchos médicos repiten y repiten el mismo protocolo bajo el argumento de que de ellos no depende nuestro resultado que no dudan en pintar gris oscuro. Por mi parte, tras 17 estimulaciones ováricas solo puedo gritar alto y claro que NO ES LO MISMO uno u otro protocolo. Está claro que yo no he tenido ni tendré nunca una punción de 10 ovulines (ya sabeis que, en mi mente perturbada, hiperestimular sería un sueño), pero entre sacar 2 o sacar 5 hay un mundo de diferencia. Concretamente algo más del doble de oportunidades que, para las que nos dejamos la piel mes a mes intentando mantener la esperanza, supone una mejora muy significativa.

Quiero dejar claro que cada cuerpo es un mundo y puede reaccionar de forma distinta a los protocolos. De forma general, mi experiencia creo que será más útil para mujeres con baja reserva como yo.

Medicación en estimulación

En primer lugar, cosillas generales. Voy a resumir los distintos tipos de «drogas» que suelen estar implicadas en una FIV:

Antes de comenzar la estimulación: Esta medicación trata de impedir que haya folículos dominantes.

  • Píldora anticonceptiva. Normalmente se toma durante todo el ciclo anterior a la estimulación (21 días).
  • Estrógenos: Se toma durante una o dos semanas antes de la regla que da inicio a la estimulación.

Medicación para hacer crecer los folículos:

  • FSH: Puregón, Gonal etc..
  • FSH+LH: Menopur, Fostipur, Meriofert, Pergoveris. Introducir LH está especialmente recomendado para baja reserva.
  • Elonva: Similar a la FSH pero de accion continuada. Con un solo pinchazo extiende sus efectos una semana aproximadamente.
  • Otros: Omifin, Femara. Hacen que crezcan varios folículos simultaneamente.

Medicación para evitar que se ovule antes de punción (esto es sobretodo lo que define el tipo de ciclo):

  • Agonistas: (Procrin, Synarel, Decapeptyl; Lupron): se inyectan durante toda la estimulación y, dependiendo del protocolo, desde una semana antes de la regla.
  • Antagonistas: (Orgalutrán, Cetrotide): se inyectan a partir de que los folículos han alcanzado un tamaño «peligroso» (en torno a 14 mm).

Medicación para desencadenar la ovulación:

  • Ovitrelle,
  • Agonistas en dosis diferente a la especificada en apartado anterior (Procrin, Synarel, Decapeptyl*, Lupron).

*Ay el decapeptyl!!! Qué polifacético es nuestro amigo. Por si no lo recordais, ya se ganó una entrada para él solito por sus efectos secundarios cuando se inyecta la dosis mensual o de 3 meses. Según la dosis que te inyectes, sus efectos cambian. Pueden pasar de ser el infierno en la tierra y frenar a tus ovarios durante un ciclo o más si pones dosis altas, a simplemente controlar que no ovules antes de tiempo con dosis diaria o a desencadenar la ovulación.

Protocolos «típicos»

Ahora veremos como se combinan estas drogas en los tipos de ciclo más famosillos:

Ciclo largo o con agonistas

Este protocolo lo conozco sólo de oidas. Es un protocolo al que miro con deseo porque, al parecer, aumenta mucho la calidad de los óvulos. De hecho conozco muchas chicas normorrespondedoras para las cuales este ciclo es el que ha dado con la tecla. Sin embargo, no es para mí. En mujeres con baja reserva puede producir una respuesta mínima o nula a la medicación. Vamos, que tus ovarios se declaren en huelga ese mes porque van excsivamente frenados. No obstante, comento un poco por encima como es.

Es un protocolo con agonistas, es decir, con Procrin, Decapeptyl o Synarel. Normalmente se inicia el mes anterior a la estimulación con la píldora. Los ultimos tres días de píldora se introduce el agonista. 5 días después de la última píldora se añade a la dosis de agonista diaria, la medicación para hacer crecer los folículos (FSH o FSH+LH) y esto se mantiene hasta el día en que se desencadena la ovulación que, en este caso, debe ser con Ovitrelle.

Os dejo un enlace con el calendario típico de este ciclo:

https://www.advancedfertility.com/sampleivfcalendar.htm

Pros: Mejora la calidad de los óvulos

Contras: Son más inyecciones durante más tiempo. Además en casos de baja reserva puede implicar nula respuesta.

Especialmente indicado para: Mujeres con alta reserva que tengan mala calidad ovocitaria (PCOS etc..)

Ciclo corto con antagonistas

En este caso en el ciclo anterior se toma solo o pastilla anticonceptiva o estrógenos. Unos días después de la regla se empieza la medicación FSH o FSH+LH y cuando los folículos miden en el entorno de 14 mm se incluyen inyecciones diarias de antagonista hasta el día de inducción de la ovulación.

Las dosis más habituales son 225UI/día o 300 UI/día aunque hay clínicas que llegan a subir hasta 600UI/día. Mi experiencia personal, no teniendo folículos antrales que alimentar, es que aumentar la dosis no mejoraba la respuesta.

Este protocolo es quizás el más estándar actualmente. Sirve tanto para baja respuesta como para respuesta normal.

https://www.advancedfertility.com/antagonist-ivf-calendar.htm

Pros: Menor duración del ciclo. Además se controla mejor la hiperestimulación.

Contras: El orgalutrán puede causar bajadas de estradiol que empeoren la calidad ovocitaria.

Especialmente indicado para: Todas las mujeres. Es el ciclo que se suele utilizar para un primer intento.

MiniFIV

En este caso en el ciclo anterior se toma solo o pastilla anticonceptiva o estrógenos. Tras la regla se comienza con Omifin o Femara (1 pastilla diaria) y a partir del 6º día se introducen además 150 UI de FSH+LH en días alternos hasta la inyección del desencandenante de ovulación. Con este protocolo no es necesario introducir nada (Orgalutrán, cetrotide) para evitar ovulación espontanea ya que el Omifin tomado más allá del 6º día suele bloquear el pico de LH que desencadena la ovulación.

Pros: Menor gasto de medicación y menor número de inyecciones (solo 3 o 4). Parece mejorar la calidad ovocitaria.

Contras: El omifin suele afectar al correcto crecimiento del endometrio por lo que es frecuente que la transferencia se tenga que aplazar un mes y, por tanto, congelar los embriones.

Especialmente indicado para: Mujeres con baja reserva. Si en un ciclo normal (corto con antagonistas) no obtienes más de 5 folículos, probablemente con una miniFIV obtengas lo mismo a menor coste y con mayor calidad.

Ciclo corto con baja dosis

Es como el ciclo corto normal solo que en lugar de empezar directamente con las inyecciones de FSH o FSH+LH, se empieza con Omifin o Femara (2 pastillas diarias) hasta el 6º día. En este punto se interrumpe el Omifin o Femara y se introduce la dosis diaria que se paute de FSH+LH. Cuando los folículos miden en el entorno de 14 mm se incluyen inyecciones diarias de antagonista hasta el día de inducción de la ovulación.

Pros: Menor gasto de medicación y menor número de inyecciones que el ciclo corto con antagonistas estándar (aproximadamente 7).

Contras:

Especialmente indicado para: Mujeres con baja reserva. El omifin suele ayudar a rescatar algún ovocito más que el ciclo corto estándar.

Ciclo corto con ELONVA

Es una variante del ciclo corto pero, por su comodidad y sus buenos resultados, creo que se merece un apartado en sí mismo.

De nuevo se hace preparación con pastilla anticonceptiva o estrógenos. Tras la regla se aplica la inyeción de ELONVA. Se trata de una monodosis cuyos efectos se extienden unos 7 días. En el día 8 aproximadamente se continua con 150UI de FSH+LH y cuando los folículos están en tamaños superiores a 14 mm se añade el Orgalutrán o similar para evitar ovulación espontanea.

Pros: Comodidad (los 7 primeros días de estimulación ni te enteras). Además, en mi caso y se está estudiando si es generalizado, aumentó el número de ovocitos obtenidos.

Contras: El Elonva es muyyyyy caro (En el entorno de 500 euros)

Especialmente indicado para: Mujeres con baja reserva para aumentar respuesta y para donantes por comodidad.

Duo STim

Es una variante del ciclo corto con antagonistas que incluye una estimulación normal y una estimulación en fase lutea. ¿Esto qué significa? El primer ciclo corto se haría como ya hemos explicado (solo que en este caso para desencadenar la ovulación se utilizan agonistas en lugar de ovitrelle para minimizar el riesgo de que queden quistes residuales en la segunda parte del ciclo). Pues bien, 5 días después de la primera punción, se inicia una nueva estimulación (FSH+LH) que tendrá una duración similar a la primera.

Pros: Ahorro de tiempo. En un mes puedes encajar dos ciclos (dos punciones).

Contras: El coste al mes se duplica (tienes que pagar dos ciclos en un mes). Además de que no descansas ni siquiera las dos semanas entre ciclos. Vives en un ciclo continuo…Locuraaaaa!!

Especialmente indicado para: Mujeres con muy baja reserva que están acumulando óvulos.

Lecciones aprendidas

¿Cómo frenar los ovarios antes de la estimulación?

Como hemos dicho, para ciclos cortos, los ovarios se frenan con la píldora anticonceptiva o con estrógenos.

Para baja respuesta recomiendo encarecidamente mantenerse alejada de la píldora ya que puede frenar demasiado a los ovarios y que luego no respondan apenas al tratamiento. En mi caso los estrógenos funcionan mucho mejor y las dos veces que utilicé la píldora no conseguí más de tres ovocitos (y eso que fueron mis primeros ciclos).

Además, los estrogenos en mi caso los tomaba solo desde el día 24 del ciclo anterior, es decir, solo durante 4 días permitiéndome encadenar ciclos mes tras mes (sin meses de descanso para píldora).

Por último, como los estrógenos se toman tras ovulación del ciclo anterior, te permiten ovular (a diferencia de la píldora). De esta forma, como soñar es gratis, igual te terminas ahorrando la FIV porque sucede el típico milagrito que siempre te cuenta la vecina de arriba.

¿Cuándo empezar la estimulación?

La estimulación se empieza tras la regla, pero…¿qué día exactamente?

Si la preparación previa ha sido con la píldora, la estimulación se empieza 5 días después de la última pastilla. Pero si ha sido con estrógenos, los médicos dicen que se puede empezar entre el día 1 (día que te ha venido la regla) y el día 3 del ciclo.

Mi experiencia personal es que ha sido mejor empezarla el día 1. Cuando he empezado el día 3 era como si mi cuerpo ya hubiera seleccionado el o los folículos dominantes y no conseguíamos hacer crecer a los demás folículos.

¿Se puede empezar la estimulación con folículos residuales?

Normalmente, el día que te viene la regla te pautan una ecografía para confirmar que tus ovarios están en reposo y no tienes ningún folículo residual (de más de 10 mm). Pues bien, al encadenar ciclos, más de una vez he tenido en esa ecografría alguna imagen mayor de ese tamaño. Dependiendo del médico no te dejan empezar pero mi doctora me pedía analítica de estradiol ya que si es un quiste funcional (que vaya a afectar al ciclo) estará emitiendo estradiol. Como yo tomaba estrógenos previos a la regla, mi valor de estradiol estaba algo falseado pero concluimos que si la analítica daba menos de 100, empezaríamos con el ciclo.

Así lo hicimos en al menos 3 ocasiones y fueron ciclos normales e incluso mejores que la media. Por tanto, mi consejo, si no teneis tiempo que perder, pedid analítica de estradiol antes de cancelar el ciclo.

Uso de Orgalutrán

Como hemos dicho el orgalutrán es lo típico que se utiliza para evitar aquello que debe dar una rabia tremenda y que es de las pocas cosas que no me han pasado en el mundo FIV, la ovulación espontanea antes de punción.

Lo suelen pautar cuando el folículo de mayor tamaño pasa de los 14 mm. En mi caso, cuando he usado orgalutran he recuperado menos ovocitos maduros (quedaban más inmaduros) y he tenido peor calidad embrionaria. Conclusión, en mi caso he evitado en la medida de lo posible ponerme orgalutrán. Para ello la progesterona debe estar muy muy bajita (para indicar que se está lejos de la ovulación), te tienes que estar haciendo palitos de ovulación como una autómata pirada y tienes que tener el corazón a prueba de bombas porque vas a pensar que has ovulado varias veces al día.

Otra opción es pincharlo pero un poco más tarde (en valores entorno a 16 mm porque realmente es bastante improbable una ovulación espontanea en 14 mm) o ir con el protocolo MiniFiv que directamente no necesita orgalutrán.

Esto es una decisión muy personal, es una apuesta, porque, como ya os digo, yo no tuve la mala suerte de ovular espontaneamente nunca, pero si pasa es una grandísima putada.

Hormonas a medir durante la ovulación

Es imprescindible medir estradiol y progesterona el día de la inyección de inducción de ovulación. El estradiol da una idea del número de ovocitos maduros que hay ya que normalmente cada ovocito maduro genera 200-300 pg/ml de estradiol. El valor de progesterona debe estar idealmente por debajo de 1 ng/ml el día de la inyección de Ovitrelle ya que valores superiores pueden implicar peor calidad ovocitaria (luteinización) y, además, si son muy superiores, implican cancelar la transferencia ya que el endometrio estaría post-receptivo.

En mi opinión, lo ideal es obtener valores de estradiol y progesterona a partir de que los folículos miden en el entorno de 14 mm. El estradiol debe aumentar significativamente entre medidas y cuando empieza a decaer su tasa de aumento, cuando empieza a estancarse, se debe pautar el ovitrelle. Por otra parte, valores en aumento de progesterona que se acerquen a 1, también indican que es mejor pautar punción cuanto antes.

Por último los valores de estradiol por ovocito maduro en mi caso han variado mucho en función del protocolo de estimulación. Con miniFIV tuve siempre valores muy altos de estradiol por ovocito, en el entorno de 400-500pg/ml mientras que en los ciclos con ELONVA este valor no superaba los 250 pg/ml. Si esto afecta o no a la calidad embrionaria lo sabré cuando fecundemos…

¿Cuándo pautar punción?

La tendencia normal es pautar la punción cuando el mayor folículo alcanza los 18 mm. Incluso, en casos donde hay muchos folículos cerca de la madurez (13mm-14m) y un folículo dominante en el entorno de 18mm, puede merecer la pena esperar un poco más.

Sin embargo, para bajas respondedoras con pocos folículos, hay estudios recientes que parecen demostrar que es recomendable pautar la punción antes, en tamaños en el entorno de los 16 mm. Así se evita la luteinización temprana que, al parecer, es la causa de menor calidad ovocitaria en mujeres mayores y baja reserva.

Yo he intentado que me pauten punción siempre como muchísimo en 18 mm (nunca por encima) pero es verdad que a veces da mucha rabia porque pierdes folículos pequeñitos que podrían haber madurado con algún día más. Supongo que mi apuesta ha sido creerme este estudio aunque, de nuevo, no sabré hasta que fecundemos, si hicimos bien o mal. Aunque también tengo que decir que una vez retirado el orgalutrán o retrasada su aplicación, he tenido ovocitos maduros de folículos tan pequeños como 13-14mm.

Incluyo el enlace al artículo para vuestra consulta.

https://www.centerforhumanreprod.com/fertility/early-egg-retrieval-in-women-with-dorlfor/

Y más o menos hasta aquí llega mi aprendizaje en estimulación ovárica. Ojalá a alguien le sirva aunque sea un poquito. Yo sí realicé mi Master y concluí mi Master…

https://www.facebook.com/elintermedio/videos/el-intermedio-he-demostrado-que-mi-expediente-no-fue-manipulado-el-hit-de-cristi/10155597808603348/

Llorar por las orejas

Por fin (o no) hemos terminado una etapa. No más FSH (en cualquiera de sus modalidades), no más LH, no más Ovitrelle…Mis ovarios han hecho su parte, lo que han podido, lo mejor que han podido. Ahora el papel protagonista pasa al útero, a los embriólogos y a cualquier santo que nos acoja en sus pensamientos.

El último ciclo terminó hace un mes. Otros 4 ovulitos a la saca, un total de 30, si nos lo cuentan en los primeros meses, en mitad de nuestras áridas punciones de uno o dos ovocitos, nos habríamos muerto de la risa. Pero aunque 30 es mucho más de lo que esperábamos conseguir, sabemos que pueden no ser suficientes. La estadística dice que deberían serlo pero ya nos conocemos esa y yo y sé que es muy capaz de hacer rarezas. Así que reconozco que me ha costado dar carpetazo, plantarme, sobretodo cuando el viaje a Perú se retrasó y me di cuenta de que podía encajar un ciclo más. Ya NO, me dijo mi chico, ya está bien. Toca cuidar tu cuerpo.

Empezamos una nueva etapa, hoy pinchazo del primer decapeptyl mensual. Cuando me baje la regla haremos histeroscopia y TEST EndomeTrio (ALICE+ERA+EMMA) para asegurarnos de que tanto el útero como el endometrio están en su punto. A partir de ahí, dos meses más con decapeptyl para intentar secar adenomiosis todo lo posible y para principios de noviembre calculo que programaríamos la primera transfer.

Y mientras nosotros seguimos con nuestra gymkana profesional, el mundo gira y gira y el tiempo pasa. Hemos perdido algo de perspectiva, demasiado tiempo para pensar. Ver a mi sobrino pequeño (nació hace un par de meses) me recuerda lo sacrificado de la maternidad e inevitablemente me trae los clásicos Y si´s a la cabeza. ¿Y si no podemos tener hijos porque realmente no seríamos buenos padres? ¿Y si mi chico y yo no somos suficientemente compatibles como pareja para afrontar la paternidad? Pero entonces empiezo a escuchar el ruido de fondo. Estoy en una playa donde una madre está gritando a su niño por una chorrada. A mi lado una embarazada está contando que ella Radler sí que bebe. Me tumbo boca abajo, recuerdo que las cosas no siempre suceden por algo. Que eso es lo que puede pensar la gente a la que nunca le pasa nada malo porque eso les tranquiliza. Les permite pensar que tenemos algún poder sobre las cosas que nos pasan. Pero cuando te ha pasado algo realmente malo te das cuenta de lo fortuito, de lo aleatorio. Así que supongo que seremos unos padres como cualquiera y una pareja como cualquiera solo que bastante más infértiles. Cierro los ojos para no llorar, llevo tiempo sin hacerlo, pero tengo la cabeza llenita de lágrimas. Tantas inyecciones, tantos potros, tantas noticias, tantas decisiones, tantos adelantamientos por la derecha, tantoooo tiempo que, por mucho que cierre los ojos, se me escapa una lágrima por la oreja.

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